¿Una Tragedia?
Todas las sillas de ruedas de Gypsy aún estaban en la casa. Resultaba escalofriante pensar en lo indefensa que estaría sin ellas.
Todas las sillas de ruedas de Gypsy aún estaban en la casa. Resultaba escalofriante pensar en lo indefensa que estaría sin ellas.
Era la historia perfecta para los segmentos de interés general de las noticias: la familia que superó la tragedia y se las arregla para construir una nueva vida a pesar de sus obstáculos. Pero la historia no termina ahí. Un día de Junio de este año, apareció una publicación en la cuenta de Facebook de Dee Dee.
“Esa puta está muerta”, decía.
Era el 14 de Junio, una tarde calurosa en la que mucha gente se quedó en sus hogares con el aire acondicionado. Los primeros comentarios de la publicación eran de amigos incrédulos. Quizás la página fue hackeada. Alguien debería llamarlos. ¿Alguno sabe dónde viven? ¿Deberíamos llamar a la policía y darles su dirección?
En medio de ese debate apareció un nuevo comentario desde la cuenta de Dee Dee: “REBANÉ A ESA GORDA CERDA Y VIOLÉ A SU DULCE E INOCENTE HIJA… GRITÓ TAAAN FUERTE JAJA.”
Kim Blanchard, que vivía cerca de
ahí, fue una de las primeras en reaccionar. Aunque Kim tenía un apellido
similar a los Blanchardes, no era pariente de ellas. Conoció a Dee Dee y Gypsy
en 2009 en una convención de ciencia ficción y fantasía en los Ozarks, ocasión
en la que Gypsy podía disfrazarse sin sentirse fuera de lugar. “Eran
perfectas”, dijo Kim. “Esta pobre niña enferma que era cuidada por esta madre
paciente y maravillosa que quería ayudar a todo el mundo”.
Kim llamó a Dee Dee, pero nadie
respondió. David, el marido de Kim, sugirió ir hasta la casa para asegurarse
que todo estuviera bien. Cuando llegaron, ya se había reunido un grupo de
vecinos preocupados. Dee Dee y Gypsy solían estar desconectadas cuando se iban
a algún viaje médico sin previo aviso. Las ventanas tenían un film protector,
no se podía ver bien hacia adentro. Golpearon la puerta, pero no hubo
respuesta. A todo el mundo le pareció sospechoso que la camioneta de Dee Dee,
que solía transportar a Gypsy y su silla de ruedas, estuviera aparcada en la
acera.
Kim llamó al 911. La policía no podía
entrar en la casa sin una orden, pero eso no impidió que David se metiera a
través de una ventana. Adentro no había nada fuera de lugar. Las luces estaban
todas apagadas, y el aire acondicionado estaba prendido. No había signos de
robo o lucha. Todas las sillas de ruedas de Gypsy aún estaban en la casa.
Resultaba escalofriante pensar en lo indefensa que estaría sin ellas.
La policía comenzó a tomar
testimonios mientras esperaban por la orden. Kim publicó información en
Facebook. Sí, entraron en la casa; sí, llamaron a la policía. Los amigos y
conocidos de Dee Dee comenzaron a llenar a Kim de preguntas. Respondió lo mejor
que pudo, pero el estado de Facebook comenzó a ser compartido en todo Missouri.
“Sé que todos están muy preocupados”, escribió Kim en Facebook. “Pero
necesitamos comprender que quien sea que publicó esto, también puede leerlo”.
El día siguiente, Kim organizó una
vigilia y abrió una cuenta de GoFundMe para cubrir los gastos del funeral de
Dee Dee, y posiblemente de Gypsy. Todo el mundo esperaba lo peor. Toda su vida
Gypsy despertó sentimientos de protección en la gente. Era tan pequeña, y se
veía tan indefensa. Mucha gente no podía entender cómo algo así podía pasarle a
ella. ¿Quién podría acechar a alguien que no podía defenderse?
Encontraron al cuerpo sin vida de Dee Dee en su
cama con 40 apuñaladas en su estómago, Llevaba tres días muerta. No había
rastros de Gypsy, y se pensó que una red de pedofilia la había secuestrado. Los
vecinos, aquellos que construyeron su casa y ofrecieron todo tipo de
comodidades, llevaron el caso hasta los medios nacionales buscando
frenéticamente a la niña
Comentarios
Publicar un comentario